martes, 17 de septiembre de 2013

Como encontrar la paz interior.

Como encontrar la paz interior

Cesar Alanis

Sobre la paz interior se ha escrito y reflexionado mucho, especialmente las culturas orientales. Así, por ejemplo, el Dalai Lama ha dicho en alguna ocasión que “nunca podremos conseguir la paz en el mundo exterior, hasta que no hagamos las paces con nosotros mismos.” Pero, ¿qué es realmente la paz interior? ¿qué nos priva de esa paz? ¿cómo podemos conseguirla?
Podemos definir la paz interior como un tipo de tranquilidad o bienestar de uno mismo con él y con el mundo. Muchos lo asocian a sentir realmente, a dejarse llevar a, como dice Csikszentmihalyi, a Fluir. Es un estado en el que uno siente una gran conexión consigo mismo y con el universo.
Los estoicos afirmaban que uno de los signos más evidentes de una vida plena era la serenidad. Lamentablemente, el ser humano actual parece estar en lucha y tensión permanente. Así, es común que nos enfademos por los errores que comentemos, por las pequeñas faltas de los otros, en cuanto algo no sale como queremos nos malhumoramos… la situación en muchos casos es de alerta permanente, ante el enemigo o las circunstancias.
Reaccionamos ante los estímulos negando nuestra responsabilidad, somos presa de las circunstancias en las que vivimos, y nuestras emociones nos desbordan, en lugar de ser dueños de nosotros mismos y de nuestras acciones.Añoramos la quietud y la paz interior, y sin embargo nos alteramos con extrema facilidad. Si aparece una nota discordante en la melodía, somos incapaces de apreciar la canción y nos enfadamos con el músico que cometió el error.
Si pudiéramos responder a las dificultades con mayor paz interior, evaluaríamos las visicitudes de la vida no como amenazas sino como potenciales oportunidades. Las dificultades solo aparecen cuando no sabemos responder de manera constructiva ante las contrariedades, cuando permitimos a la mente reaccionar de forma compulsiva. Hemos de tomar cada hecho como una ocasión para engrandecernos.
Intentar estar en paz interior no es un lujo espiritual, sino una de una necesidad para evitar, en la mayoría de las ocasiones, caer en la ansiedad, inquietud o desánimo. Incluso podemos hablar de un deber con respecto a los demás, pues quien es capaz de alcanzar la paz interior, la irradia a los demás. Como decíamos al comienzo, la paz social sólo se alcanza mediante individuos que estén en paz consigo mismo.
El viaje a la paz interior supone, por tanto superar la envidia, la impaciencia, las exigencias, la rigidez… y esto no se alcanza sin esfuerzo, no es gratuito, aunque su recompensa bien vale la pena.
Para conseguir esta paz interior, la meditación resulta uno de los instrumentos más útiles. Su práctica nos ayuda a estabilizar la mente, que en la mayoría de las ocasiones se asemeja a un mono saltando de rama en rama, de idea en idea, sin detenerse, sin estar tranquilo.
Cuando creamos calma en nuestro interior, comprobamos que ni la presencia ni la ausencia de personas, lugares, condiciones, objetos o circunstancias pueden penetrar en nuestro estado mental. De este modo, conservamos nuestra libertad y paz interior. Sin juzgar al universo, y reaccionando de manera constructiva ante las dificultades. Y es que tal y como dijo el médico Oliver Wendell en el siglo XIX. “Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo que reside en nuestro interior.”
Y es que aquel que está en armonía sabe que no merece la pena malgastar sus fuerzas y energía en dudas, preocupaciones, remordimientos, culpas o miedos. Para aquellos que tienen paz interior, cada instante está dotado de sentido, y todos ellos merecen ser vividos.
De esta manera, lo que debemos comprender es que nuestros esfuerzos no debieran focalizarse tanto en modificar las circunstancias externas que nos rodean, como adaptar nuestro ojo visor. Si bien, esta tarea supone el viaje más importante de nuestras vidas, puesto que es del descubrimiento profundo de nosotros mismos.
Ahora bien, no todo el mundo está dispuesto a realizar este viaje, que no está carente de esfuerzos. A mucha gente le falta valentía para comprometerse, es lo que en psicología se conoce como “la defensa maniaca”, que consiste esencialmente en huir permanentemente del descubrimiento y análisis de uno mismo. El análisis se sustituye por evasiones de todo tipo.
Este tipo de estrategias a la larga resultan muy desacertadas, y es que nada desaparece por esconderlo de bajo de la alfombra.  El desarrollo y la paz interior no se alcanzan sin disciplina, ni estando sumidos en una noria de distracciones, puesto que los pensamientos y las acciones tienden a focalizarse en placeres inmediatos, y no al logro en el largo plazo.  Así, cada vez requerimos un mayor número de entretenimientos y estímulos externos para apaciguarnos.
La paz interior no se puede conseguir si basamos nuestra vida en requisitos superficiales que consideramos imprescindibles para nuestro bienestar, ni tampoco en pretender que el mundo se pliegue a nuestras pretensiones. Para poder alcanzar la paz interior, debemos penetrar en nosotros mismos, que es donde se encuentra. Tan sólo es necesario, sacar las capas de ansiedad, frustraciones y engaños que reposan encima de la misma

0 comentarios:

Publicar un comentario